El día que "caducó" mi tarjeta de sanidad antes de lo indicado en su fecha.

Agosto se fue con su traje de vacaciones y septiembre llega vestido de recortes: la subida de impuestos y la cancelación de la asistencia sanitaria a los inmigrantes irregulares que residen en España.

Este mes cumplo cinco años ‘sin papeles’ y por primera vez no tendré tarjeta sanitaria, uno de los pocos derechos (si no el único) que tenía en España. No me extenderé explicando los detalles de esta medida que podrán leer en innumerables  medios de prensa, alguno podrá pensar también que no tenemos derecho a esa asistencia porque no cotizamos a la seguridad social por no “trabajar”, y por tanto no estamos “integrados” a esta sociedad que nos pide para integrarnos un contrato de trabajo de un año como mínimo (luego de probar que se lleva tres años viviendo aquí). La misma sociedad que tiene hoy cinco millones de parados (nacionales e inmigrantes regularizados) que no encuentran trabajo. La misma sociedad donde se nos cobra el IVA como a cualquiera y ahora se nos retira la posibilidad de acceder a la asistencia sanitaria, sin devolvernos ese IVA, y pretendiendo cobrarnos una tarifa por la atención médica (o enviar la factura al país de origen; ¡se imaginan!, que le manden mis facturas médicas al régimen castrista que no me quiere de vuelta en Cuba).

Los exiliados cubanos, a diferencia de otros inmigrantes, somos penalizados por el gobierno cubano luego de once meses en el exterior impidiéndonos regresar de modo definitivo a Cuba. De manera que, pasado ese período, un cubano que no puede regresar a su país y tampoco es admitido legalmente en el nuevo país de residencia (a excepción de Estados Unidos donde somos acogidos como exiliados políticos) queda en un limbo legal, tierra de nadie, hasta poder conseguir la residencia temporal por medio de un contrato de trabajo o por matrimonio.

Madrid, comunidad autónoma en la que vivo, atenderá a los inmigrantes irregulares y luego pasará la factura al paciente, al país de origen o al seguro. Otras comunidades tienen otros planes de atención e incluso alguna pretende incumplir esta medida que para grupos de médicos y asociaciones de inmigrantes es injusta y racista.

Más allá de la justicia, lo objetivo: los inmigrantes irregulares existen, estamos entre ustedes, somos la señora que cuida a tu abuela, el africano que te vende bolsos, la asistenta que pasea a tus hijos, el chaval que te cede el asiento en el metro, yo que escribo este post. No dejaremos de existir porque nos obvien y acorralen en la ilegalidad. No dejaremos de existir e insistir para aferrarnos a esta sociedad porque hemos cruzado medio mundo en busca de nuestros sueños, no vamos a rendirnos en la orilla. La fuerza que le falta al que lo tuvo todo a mano siempre, le sobra a quien ha tenido que correr tras sus aspiraciones, con los pies desnudos y los ojos vendados, huyendo del huracán de la miseria, las dictaduras, la falta de libertad, las guerras.

Más allá de la justicia, lo práctico: dejar a un numeroso grupo de personas sin asistencia médica puede abrir la brecha de una futura epidemia, si tenemos en cuenta que el flujo migratorio en España es diverso con una gran afluencia de africanos, árabes y latinoamericanos, de personas procedentes de lugares empobrecidos con enfermedades complejas.

Más allá de la justicia, la lógica: si me cobras impuestos por todos los productos y servicios que consumo en España, y no me lo devuelves porque vivo aquí, ¿en qué usas mis impuestos? ¿Cómo pretenden cobrarle a alguien que se supone insolvente por su situación irregular?

El absurdo: que un africano del top manta pague por la asistencia sanitaria con el dinero de unos CD’s piratas que le ha costado Dios y ayuda vender sin ser atrapado por los policías.

El absurdo: que me dieran una tarjeta sanitaria cuya fecha de vencimiento es en octubre de 2012 y que ya no sirva para nada porque meses después de renovarla el gobierno español saca esta medida.

¿Qué será lo próximo? Mientras lo averiguamos o nos sorprenden con otra medida, a pagar más IVA.